En un contexto difícil marcado por los incendios, la ola de calor, la caída del poder adquisitivo y las dificultades de contratación, el destino Gironda ha sabido demostrar la gran capacidad de resiliencia que le confiere su oferta muy diversificada (turismo de playa, urbano, cultural y enoturismo) y una demanda fiel, mayoritariamente local, tanto en el mercado nacional como en el internacional. Los profesionales se declaran un 55% satisfechos y un 32% muy satisfechos con el conjunto de la temporada.
Sin embargo, este resultado debe matizarse porque está fuertemente impulsado por las muy buenas cifras de visitantes para el alojamiento, pero no refleja las dificultades que enfrentan los propietarios de restaurantes y los gerentes de actividades de ocio y al aire libre.