Durante este mes de junio continuó el levantamiento de restricciones, con la reapertura de bares y restaurantes el 09 de junio, e incluso se aceleró, habiendo finalizado el toque de queda 10 días antes de lo previsto. Una vuelta a la normalidad tranquilizadora que ha reforzado los deseos iniciales: mientras un 22% esperaba un aumento de asistencia en junio a finales de mayo respecto a 2020, casi el 60% de los profesionales girondinos finalmente vieron aumentar su facturación en junio respecto al año pasado.
Pero si la clientela francesa estuvo muy presente (79% de profesionales satisfechos), siguen faltando visitantes extranjeros, a pesar de un regreso paulatino de alemanes y belgas. Ante este déficit de turistas extranjeros, la comparativa con 2019, último año de referencia pre-covid, sigue siendo desfavorable por el momento.
Por lo demás, la temporada alta promete ser a principios de julio como buena añada turística. Los profesionales girondinos sí son optimistas para el mes de julio (83%) y más aún para el mes de agosto, con picos de muy buenas impresiones del 39% para la 1ª quincena y del 32% para la 2ª.
Con el certificado sanitario que entró en vigor el pasado 1 de julio, los turistas europeos deberían volver, aunque vendrán en menor número que en 2019. Y determinadas clientelas lejanas podrían llegar a engrosar esta afluencia extranjera, especialmente importante para el turismo urbano y el turismo. enoturismo.